“No te quejes por lo que no tienes… disfruta lo que posees” H. Stanley Judd.
¿Cuántas veces por día te quejas?
Arthur Schopenhauer decía: "Casi nunca pensamos en lo que tenemos, sino que siempre pensamos en lo que nos falta”
¿Cuántas veces por día te quejas?
Arthur Schopenhauer decía: "Casi nunca pensamos en lo que tenemos, sino que siempre pensamos en lo que nos falta”
Intenta hacer este ejercicio: Por un día anota los motivos por los cuales te quejas, cuántas veces al día y por qué. Luego de verificar cuántas veces te quejaste y por qué, aprendes que "realmente no tenemos muchas cosas por las cuales lamentarnos. Aquellas por las cuáles me quejo, son poco relevantes”.
Al siguiente día haz el siguiente ejercicio: escribe "Estoy agradecido por…", debajo anota tres columnas, la primera dice "cosas", y puedes incluir todo lo material por lo cual debes estar agradecido. La segunda columna dice "personas" y en día incluyes a todas las personas que aprecias sinceramente. La tercera se enuncia como "otras" y en ella pueden enumerar por ejemplo la libertad, el amor, la inteligencia y todo lo intangible por lo cual puedas estar agradecido. Luego esta lista se leerá cuatro veces al día y luego de tanto leerla se convertirá en un hábito.
La gratitud si se practica con regularidad, se convierte en un hábito. Es el mejor que podemos tener porque es la manera más saludable de ver la vida. No se trata solamente de una costumbre, sino de una actitud. La capacidad de apreciar lo que tenemos es una clave para la plenitud. El verdadero gozo comienza con la gratitud. Tal vez por eso la Biblia nos enseña a comenzar nuestras oraciones agradeciendo en lugar de pidiendo.
Al igual que otros pensamientos y acciones que se repiten con frecuencia, la gratitud puede convertirse en una forma de vida. Esto es, si la escogemos como una actitud y la hacemos un hábito.
De todas las incontables bendiciones que tenemos, entre las más grandes se encuentran las personas especiales que enriquecen nuestras vidas cada día. Cada uno de nosotros conoce personas que poseen la cualidad de levantarnos el ánimo, de enseñamos algo, de destacar lo que tenemos de bueno, o sencillamente de hacernos sentir mejor. Gracias a ellos nos esforzamos, funcionamos mejor y vivimos a plenitud. Evidentemente, los apreciamos, pero ¿se lo decimos?...
“Tomado de 20 cosas que deseo que mis hijos sepan, de Hal Urban”.